martes, 27 de noviembre de 2018

FELICIDADES A TODOS LOS MAESTROS


      En el Día del Maestro, junto con mis Felicidades y mi admiración  para todos los que ejercéis esta importante, preciosa y difícil profesión, recupero esta poesía que ya recogí en el libro "Hombre al Sol" y que escribí 2005,  cuando mi hija Eva acabó primero de primaria."


   

     En 2014, Clara, la pequeña,  terminó sexto y, por lo tanto finalizaron ya nuestros años de Colegio y quedaron tantos buenos momentos pasados en él.







 







   

   Don Florencio fue el carismático profesor de aquel lejano pimero de primaria y por ello le dediqué esta obra.
     



 
 

   Con su publicación quiero homenajear así mismo a todos los que os dedicáis a la bella e importantísima labor de educar a nuestros hijos, especialmente a los profesores de Educación Infantil y Primaria, entre los que tengo el honor de contar con muchos buenos amigos.
  
 
Un abrazo especial para Carlos Blanco y para Julio Jiménez.
¡ Felicidades, amigos !
Aquí podéis leer el poema "DON JULIO":

https://blogliterarioyfotografico.blogspot.com/2016/06/don-julio.html
 
  
    Dejáis un poco de vosotros mismos en los niños y tenéis que sentiros orgullosos de vuestra entrega y de ser los pilares sobre los que se construyen los hombres del mañana.
 
   

     También quiero enviar un cariñoso recuerdo a todos de los que fueron mis profesores; algunos de ellos, me consta, siguen este blog.





 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
                                      ¡Gracias profes! 

   
     DON FLORENCIO

Cuando pasen muchos años

y la niñez quede lejos;
cuando ya no haya pinturas
esparcidas por el suelo,
sepamos ya dividir,
sumar no tenga secretos
cuando sepamos inglés
y ya nunca dibujemos.

Cuando, en fin, seamos mayores,
entre algunos trastos viejos,
encontraremos, tal vez
este libro de primero.
Él nos hará recordar
aquel lejano colegio
donde todo lo aprendimos
en las aulas y el recreo,
hicimos muchos amigos
¡y también muchos cuadernos!

Entre las sumas llevando
o el dibujo de Platero,
grande y con la tinta roja
un ¡Muy Bien! de Don Florencio.
 
Porque no fallé las cuentas,
porque era con "h", huerto
y en el dictado no tuve
ninguna falta ni acento.

En esas dos letras rojas
que eran para mí un gran premio,
allí se encuentra la huella
indeleble del maestro.

Sus manos grandes y firmes,
su voz, que era como un trueno.
Nos mandaba muchas sumas
y las letras... "¡Más pequeño!".
También nos contaba historias
riendo o a veces serio.

Y los viernes para casa,
nos mandaba leer un cuento.
Era muy alto y muy fuerte,
pero también era tierno.

Tendré muchos profesores,
de todos algún recuerdo,
pero, eso sí, estoy seguro,
el que nunca olvidaré,
será el que me dio en primero.

Era muy alto y muy fuerte;
se llamaba: Don Florencio. 
                       
                               © A. Manrique Cerrato.- 2011






 









              ¡Hasta pronto, amigos!
 
 


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