Deslumbrante silueta de Lisboa,
donde el río se torna
en océano,
saudade infinita del
ser lusitano,
en los versos de Camoens o de Pessoa
De los navegantes sus
hazañas loa
el gran monumento que contempla ufano
el sueño de oriente,
ignoto, lejano,
de Portugal, centro, espolón y proa.
suena meláncolico y cálido un fado;
coqueta sonríe la
señorial dama
ante los requiebros
de su enamorado
y el Tajo, celoso,
para sí reclama,
toda la belleza de su
mar soñado. © A. Manrique Cerrato.- 2015