El último día del verano
tiene un poso
de melancolía.
Un soplo de viento
todavía cálido
o, tal vez ya fresco;
quizá unas gotas de lluvia,
primeras,
en la ventana .
El último día
entre las hojas de un libro
mojado;
un billete de avión
que quedó
en un bolsillo
olvidado,
y un folleto
en el maletero
arrugado
junto a un ticket de descuento
para el parque acuático.
Camisetas y sandalias
que guardar en el armario
y una mochila
con los libros preparados.
Tiene un montón de fotos,
de ciudades lejanas,
monumentos,
hermosos paisajes,
y excursiones
entre las montañas.
Y muchos momentos
vividos intensamente
a la orilla
de la playa.
Tiene juegos,
aventuras,
tesoros escondidos,
emociones compartidas,
y vivencias
de las que dejan
en el corazón
su marca.
Tiene la nostalgia
de lo que se fue
en este
y en otros veranos.
Y el vértigo
de comenzar
un nuevo año.
Es el último día.
El último día
del verano.
© A. Manrique Cerrato.- 2012
Armando what a great poem... it brought up so many memories.. some really great ones and some very sad ones too... enlightening...
ResponderEliminarPero no lo han pasado mal Armando, es el último...de esta temporada, ya vendrán otros
ResponderEliminarun abrazo