Hoy ha llegado un
curioso
y destacado momento,
porque cambiamos de
coche
y ante el acontecimiento,
unas líneas he
querido
escribir a este respecto,
y a ti, nuestro Skoda Octavia,
dedicaré pues los versos
Y es llevas mucha vida
prendida bajo tu
techo;
quizá fue la más
hermosa,
el período más
completo,
porque fuiste el
primer coche
radiante, impecable
¡Nuevo!
tras otros dos
heredados
que también llevo muy
dentro.
Naciste para nosotros
en el canario
archipiélago
mas fuiste
peninsular,
te viniste muy
pequeño
y todas tierras de
España
tu garra la
conocieron.
Grandes rutas
recorridas,
muchos kilómetros
hechos,
carreteras, autovías,
por ciudades y por
pueblos,
por intrincados
caminos,
noble, fiel y
aventurero.
Mediterráneo y
Atlántico,
los surcaste desde
dentro,
embarcado en esos
ferrys
que en bodegas te tuvieron;
de Gran Canaria a
Mallorca,
Coruña, Murcia, Toledo,
Almería, Barcelona,
también por el
extranjero.
¿Te acuerdas de
aquella noche
con adornos navideños
al pie de la Torre
Eiffel
deslumbrados por su
fuego?...
El calor abrasador
de los veranos
eternos,
con la arena de la
playa
que inundaba el
maletero;
enganchar la
caravana,
el ritual veraniego
y hasta un cocodrilo hinchable
como alegre pasajero;
esquís, botas y
bastones
en los días del
invierno,
el lío de las cadenas
en los majestuosos
puertos
y la nieve que cubrió
una vez todo tu
cuerpo.
¿Por qué amigo, tú
que eres?
quizás tan solo un
objeto;
tuercas, tornillos,
pedales,
palancas, bombillas,
frenos,
correas, juntas,
manguitos,
alfombras, molduras, cuero,
tubos, fusibles,
enchufes,
gomas, pastillas, espejos;
frío metal
inconsciente,
inerte plástico
yerto.
¡De cobre y cable tus
venas!
¡De hierro y plomo,
tus huesos!
Al fin y al cabo, una
máquina,
pero mucho más que
eso
porque llevas mucha
vida
entre tus puertas de
acero.
El capazo del bebé
en el asiento
trasero,
las sillitas
colocadas,
biberones, sonajeros;
juguetes, patatas
fritas,
libros, galletas,
muñecos,
viejas cintas de
cassette,
canciones, poesías,
juegos,
grabaciones infantiles,
instantes dulces y
tiernos
que quedarán para
siempre
en tus usados asientos.
A adivinar
personajes,
de verdad o de los cuentos,
palabras encadenadas,
pistas en el veo veo,
películas juveniles,
últimos ritmos modernos,
protagonista de fotos,
de risas y de recuerdos,
inolvidables
vivencias
que en tu espacio
transcurrieron,
mientras tras la
ventanilla,
inexorable y discreto
junto con tantos
kilómetros
a la vez corría el
tiempo.
Te fuiste haciendo
mayor,
nosotros fuimos
creciendo,
pero sabes ¿A los
coches?
se les puede llamar
viejos
cuando queda muy
atrás
la alegría del
estreno.
Y así hoy, querido
Octavia,
llega al fin ese
momento,
me bajo en esta
parada
para seguir el
trayecto.
Seguro continuarás
por otros lares
corriendo,
y algún otro ocupará
el que hasta hoy fue
mi puesto.
¡Qué sigas muchos
kilómetros
tu potencia
transmitiendo,
¡Qué muchos años más
ruja
tu motor noble y
austero!
y que cuando llegue
el día,
al terminar tu
sendero,
te acuerdes de esta
familia
que te llevó muy
adentro.
Hoy tenemos la
ilusión
de estrenar un coche
nuevo,
mas un leve gusanillo
en el corazón yo
siento;
tal vez se llama
nostalgia,
tal vez el paso del
tiempo,
Muchas gracias por
tus ratos,
por tu historia, por
tu esfuerzo,
por todo lo compartido,
siempre impecable y
dispuesto.
Quizá por esos caminos,
un día nos encontremos;
será un instante fugaz,
pero de emociones lleno,
más ahora debo dejarte
la vista atrás ya no
vuelvo,
te llevamos con nosotros,
¡Hasta siempre, compañero!
© A. Manrique Cerrato.- 2015