En una mañana azul
luminosa y veraniega,
en el Norte de León,
los Picos de Europa reinan;
se recortan poderosas
sus majestuosas peñas,
la prodigiosa corona
de la península Ibérica.
Las cumbres inalcanzables
desafiantes y fieras
que refulgen orgullosas,
indómitas y soberbias,
van sucumbiendo a la postre
ante el empeño y la fuerza,
de la ilusión ascendente,
de conquistar las traviesas,
los argayos, el Congosto,
las gargantas, las veredas,
el verdor del Asotín
y su refrescante vega,
mientras el Friero, gigante,
desdeñoso allí contempla
descansar al montañero
en la alfombrada pradera.
En el Collado Jermoso,
de Picos sello y emblema,
allí se encuentra el refugio
mítico de Diego Mella
esperando al caminante
su cálida y dulce presencia.
Aparece inconfundible
su acogedora silueta,
alpina hospitalidad
en su corazón de piedra
y en sus coquetas estancias
de amistad y de madera.
Dominando Valdeón
mientras Peña Santa observa,
en la fastuosa corona
de la Península Ibérica
culminé allí mi aventura
pura esencia montañera
y me emocioné al hollar
sus majestuosas peñas
aquella mañana azul,
luminosa y veraniega.
© A. Manrique Cerrato.- 2018
Gracias a la gente del Refugio por su hospitalidad. Es genial encontrarte con un lugar así tras una dura ascensión |
¡Buen fin de semana, amigos!
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