bronce bruñido, su piel delicada,
figura para siempre congelada
que es la dueña y señora de la escena.
Recogida su mágica melena,
elegante, enigmática, admirada,
la más hermosa y fotografiada
su mirada límpida y serena.
El personaje mítico del cuento,
por amor quiso ser la princesita
y dejar el mar por su sentimiento.
Hipnótica, en esa espera infinita
a merced de la lluvia, sol, del viento,
Uno de los simbolos de la vieja europa, junto a la ondina del loreley en el viejo Rhin. Me ha gustado mucho mucho tu poema y me ha recordado que aun debo ir a Finlandia atravesando Dinamarca.
ResponderEliminarun abrazo
Hola, felicitarte por tu blog está muy bueno, en particular me apasiona la fotografía, y tu tienes mucha sensibilidad para ella como para escribir, Enhorabuena.
ResponderEliminarSaludos desde México.