Se cumplen nueve años del fallecimiento de siete españoles que cumplían su misión en Bagdag, la capital de Irak, entre los que se encontraba mi amigo Nacho.
El año pasado ya publiqué este poema en homenaje a ellos junto con una pequeña crónica de tan triste suceso que podéis ver clickando AQUÍ.
Con todo mi cariño a sus familias y mi más emocionado reconocimiento.
¡Hasta siempre, compañeros!
Han pasado ya los años,
alegres, jóvenes, fuertes,
valientes, aventureros,
hombres de honor que, leales,
para todo iban dispuestos
cumpliendo con su misión
con inigualable empeño
a aquella tierra de Irak,
tan indómita, tan lejos.
Las granadas y los tiros
sonaron en el desierto,
quebrándose su camino
llevando su último aliento;
un mal día de noviembre,
cruel destino traicionero
que en un instante fugaz
terminó, ¡Ay! con sus sueños.
José Carlos, José, Alfonso,
Lucas y Carlos y Alberto
y tú, Nacho, nuestro hermano,
padre, hijo, compañero,
que caíste allá en la lucha
al amigo defendiendo.
Dejastéis un gran vacío,
el que nunca llenaremos,
que grande fue vuestra vida
y enorme fue vuestro gesto,
porque lo entregastéis todo
como dice el juramento,
y que acabastéis cumpliendo.
Como tantas otras veces,
hoy he parado un momento,
para pensar en vosotros
y recordar vuestro mérito,
sentir la huella indeleble
que el corazón lleva dentro.
Os fuisteis ya hace ocho años,
en Irak, allá, tan lejos,
pero siempre estaréis cerca,
muy cerca en nuestro recuerdo,
pues a héroes como vosotros,
¡Jamás os olvidaremos!
© A. Manrique Cerrato.- 2011