Esta mañana, en un ratillo, he escrito esta poesía sobre el tema:
en el Monasterio,
al tocar sus piedras,
al escuchar
su imponente
silencio.
Pude imaginar
la vida
tras aquellos muros
centenarios,
recios;
los salmos,
los rezos,
largas letanías,
solitarios versos.
El trabajo duro
de la tierra
y del huerto,
los pasos callados
en el frío suelo
y preciosos libros
en la escribanía
contemplé sin verlos.
en ese escenario
grandioso, perfecto.
Las vacas pastaban
junto a aquellos muros
centenarios,
recios
recios
igual que hace siglos…
¡Ochocientos años!
y se paró el tiempo.
por la antigua Iglesia,
desnuda,
sin techo;
el sol refulgía
en los aposentos.
Fue allí, en Moreruela
entre la espesura
y el arroyo fresco,
a orillas del Esla
que corre hacia el Duero.
a orillas del Esla
que corre hacia el Duero.
del Camino Jacobeo,
donde se bifurca
su inmortal trayecto.
Allí lo encontré
solemne, imprevisto,
escondido, bello;
imponente, frágil,
poderoso, espléndido;
decadente, eterno;
tal vez olvidado,
solitario y viejo.
Lo visité ayer,
sentí su misterio
y me emocionó
la paz y la calma
de aquel Monasterio.
la paz y la calma
de aquel Monasterio.
© A. Manrique Cerrato.- 2011
What a beautiful and historical place... this is a place I would love to visit and explore xox
ResponderEliminar