Tú no lo sabes mamá
pero estoy aquí contigo.
No te das
cuenta mamá,
se ha ofuscado
tu memoria
se ha velado, se
ha perdido,
ha quedado entre la niebla,
lo que fuiste, lo
que fuimos
han quedado los
jirones
en la mente
confundidos.
Pues sí, ya ves
hoy mamá
a cuidarte me
he venido
que raro,
¿verdad?,
¡qué cosas!
No puede ser,
¡no lo creo!,
quiero seguir
siendo niño,
que seas tú
quien me atienda
que guíes tú mi
camino;
que lo que
necesitara
ya lo tuvieras
previsto,
que prepares la
comida,
la paella los
domingos
las botas de apreski,
las marchas, los
bocadillos,
que me traigas
un jarabe,
¡cuidado, no
cojas frío!
cada mañana
hacia el cole,
el estuche, la
mochila
el forro para
los libros
y que siempre
bien planchadas,
las camisas en
su sitio.
Tantos pequeños
detalles
triviales, intrascendentes,
en aquel
momento, nimios,
acaso
insignificantes
por simples y
repetidos
a los que tan
poca importancia
en su día
concedimos,
los que ahora valoramos
como el tesoro
más rico.
Ojalá pudieras
hoy
demostrarme tu
cariño
con esas
sencillas cosas
que ya no
puedes hacer
porque el
tiempo lo ha impedido
pues todo lo
dedicaste
de tu familia
al servicio.
Es dura a veces
la vida,
es triste
nuestro destino,
me cuesta mirar
tus ojos
apagados y
vacíos
los que fueron chispeantes
tan enérgicos,
tan vivos,
como siempre
fuiste tú,
mujer de genio,
de raza
brindando en
cada detalle
tu ilusión, tu
sacrificio,
un amor del día a día
austero, sin
histrionismo
pero leal y
profundo
poniendo en él
corazón,
extraordinario y
magnífico.
No te das
cuenta, mamá
que este hombre
que esta ante ti
ya maduro, ya
curtido,
con arrugas en
la frente,
con las penas y
alegrías
de los años
transcurridos,
es aquel al que
cogías
en tus brazos
siendo niño,
aquel a quien
tú guiaste
de la mano en
el camino.
Pero atiéndeme
mamá,
porque esa tierna
mirada
mantiene fulgor
y brillo,
porque sigues
siendo tú,
en tus ojos lo
adivino y,
cuando quieres ayudarme
a que quede
todo en orden
colocado y
recogido, o
cuando guardas
para mí,
de tu plato lo
más rico.
Mamá, me has
hecho feliz
solo con
llamarme
¡Hijo!
© A. Manrique Cerrato.- 2024
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