miércoles, 5 de octubre de 2011

EN KIRGUIZISTÁN


Una vez estuve
en Kirguizistán.

Fue tras varios meses,
de estar lejos, 
muy lejos
del hogar,
y fue para mí
más que una ilusión
llegar a Manás,
porque allí empezaba
la primera etapa
de mi regresar.

Montañas gigantes,
espina dorsal
entre las llanuras
frías, desoladas
del Asia Central.

Vieja Samarcanda,
de rito ancestral,
Ruta de la Seda,
que evoca aventura,
vía legendaria
de la antigüedad.


Bishkek es el nombre
de su capital
y en ella se aúnan
viejas tradiciones,
antiguas leyendas,
grandes escenarios
y modernidad.

Pueblos que despiertan,
ansias de futuro
y de libertad.


Por su magnetismo,
su grandiosidad,
por ese momento
sin duda especial,
y por muchas cosas 
que dejaba atrás.

Por eso, lo sé
y sé que es verdad,
nunca olvidaré
esa vez que estuve
en Kirguizistán. 

           © A. Manrique Cerrato.- 2011
 

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