Se filtran colores tras el cristal,
entra a raudales la luz desde afuera,
a través de la mágica vidriera
que enmarca completo el arco ojival.
Un instante único, espiritual;
piedra hecha brisa, etérea, ligera,
Pulchra Leonina, hermosa, señera,
¡Tú y yo nos casamos en la Catedral!
Luminoso hechizo el del rosetón,
conmueve su fuerza, su grandiosidad
siglos que hablan de fe y devoción.
ante su silencio y solemnidad.
© A. Manrique Cerrato.- 2011
Ya que este viernes 31 de marzo he sido invitado a un encuentro literario con algunos alumnos del Instituto donde yo estudié, el Padre Isla de León, para ir ambientando esa jornada tan especial, os dejo el soneto que dediqué a la Catedral, también muy íntimamente unida a nuestra vida.© A. Manrique Cerrato.- 2011
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