Estamos de cumpleaños
celebrando este festejo.
Hoy cumples ¡setenta y siete!,
edad de bien, de respeto.
Mas ahora quiero evocar
cosillas de hace algún tiempo;
vosotros erais más jóvenes,
nosotros sólo pequeños.
En el “cuarto de los niños”
el despacho y el teléfono,
el futbolín y el spectrum;
los papeles en la mesa
con el ataché en el suelo,
mientras suena en la cocina
la tele de blanco y negro.
M ázinger Z, el robot.
“Yo quiero ser camionero,
de barco” (casi ahí acierto).
“Te explico los subconjuntos,
y luego merendaremos”.
“Venga, hay que irse a la cama”
“Papá, léenos un cuento”.
Los domingos madrugábamos
para llegar los primeros.
“¡Ya aprendimos a esquiar!,
¡Bajamos el Cebolledo!”
Aquellos días de junio,
por las tardes sin colegio
íbamos a Villanueva
en el blanco Simca viejo.
Después con la caravana
a Boñar, de campamento,
y también por toda España
Viajábamos, compartíamos…,
¡Qué grandes aventureros!
Con el ciento veinticuatro
por Pajares y sin miedo.
¡Cuántos sitios conocimos!
en el asiento de atrás
(sin cinturón, por supuesto).
Playas, ríos y ciudades,
sol, calor o nieve y viento.
Paisajes tras la ventana,
mientras íbamos creciendo.
Veranos de nuestra infancia,
los que nunca olvidaremos.
la vida sigue corriendo,
los hijos somos los padres
y los padres los abuelos.
Pasan rápido los años.
mas no se encuentra el momento
para parar un segundo
y mirar por el espejo
para deciros que “Gracias”,
o para decir “Te quiero.”
habéis cumplido de lleno.
Fuisteis y sois buenos padres,
nos hicisteis hombres buenos,
guiándonos en la vida
buscando el mejor sendero.
Papá, Mamá, hoy estamos
orgullosos y contentos.
Ya tenéis setenta y siete.
¡Felicidades por ello!
Hoy, mamá, ya que no podemos reunirnos como todos los años, recupero esta poesía que escribí cuando cumpliste sesenta y cinco, para desearte todo lo mejor y que pronto podamos celebrarlo como es debido.
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