viernes, 8 de noviembre de 2024

OTOÑO TRISTE EN VALENCIA

Una tarde del otoño,

cerca del Mediterráneo;

el cielo bramó,

atroz, fiero, bravo,

cerniéndose oscuro

en montes y campos;

cayeron las lluvias

crecieron barrancos,

desbordando cauces,

acequias y lagos.

 

De Utiel y Requena

las aguas bajaron

y a la alegre huerta,

furiosas llegaron,

tiñendo de luto

lo más cotidiano.

 


Sembró la guadaña

su reguero trágico,

casas destruidas,

coches apilados,

lóbregos garajes

de horror y de espanto;

riadas de temor,

pueblos anegados

vidas enredadas

en infame barro;


se sumió Valencia

en tristeza y llanto;

ilusiones rotas,

sueños en el fango.

 

Volverás Valencia

a ser guía y faro,

a brillar en fallas,

en fuego y petardos;

bella tierra de las flores,

de luz, de amor y de encanto.

 

Tocarán festivas bandas

en los días soleados,

y aún honrando en el recuerdo,

a aquellos que nos dejaron,

con el esfuerzo de miles,

alma,  corazón...¡y brazos!,

tu fuerza doblegará

los más destructivos hados.

 

Pujante y emprendedora,

con coraje, brío y ánimo

desbordante de esperanza,

joya del solar hispano.

 

Ofrendarás nuevas glorias,

a España como legado,

así proclama tu himno

grandioso y emocionado.

Jaime Primero y el Cid

su heroísmo te entregaron,

laten en todas tus venas,

las hazañas del pasado.

  

Muy pronto tú te alzarás

frente al dolor y el cansancio;

sobrevolará el murciélago

arrozales y naranjos,

heraldo de la victoria,

como en combates de antaño;

reflejará la Albufera

el sol ardiente al ocaso,

al Saler y Malvarrosa

tornará siempre el verano.


Ondeará la Señera

al viento  apacible y cálido

y nuestra Virgen querida,

la de los Desamparados,

maternal ofrecerá,

florido, su hermoso manto.

 

Una tarde en el otoño

cuando los cielos bramaron

cuando cayeron las lluvias,

cuando crecieron barrancos

y se fueron tantas cosas…

cerca del Mediterráneo.    


                                      

   © A. Manrique Cerrato  2024        

* Fotografías tomadas por mi hija Eva Manrique Cerdeño que es médico residente en el Hospital Clínico Universitario de Valencia y de la que me siento orgulloso por su espíritu de servicio y por haber estado trabajando duramente como voluntaria en Paiporta y Alfafar.

¡Un fuerte abrazo, Valencia! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario